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Citroën vuelve a ser Citroën

C4 Cactus, aunténtico Citroën

Carlos Pascual. Citroën, firma gala por excelencia, uno de los fabricantes más afamados por sus innovaciones técnicas: el primer coche de producción tracción delantera, la suspensión hidroneumática del DS “tiburón” y el archiconocido 2CV, heredero de ellos es el C4 Cactus.

El Citroën C4 Cactus es un vehículo derivado del C3 y no del C4 como hace pensar su nombre comercial, en el cual destacan los Airbump, esos colchoncillos de aire en los laterales que protegen la carrocería de pequeños golpes y roces.

Este turismo mediano, innovador por su sencillez, pues carece de todo aquello que, según Citroën, es superfluo para sus usuarios. Así desaparecen los asideros en el techo, el portalámparas en la parte trasera, el cuentarrevoluciones y se simplifica el salpicadero.

Una vez en su interior, además de la desaparición de los elementos, llaman la atención unos asientos prácticamente sin forma aunque amplios y realmente cómodos, un salpicadero de diseño sencillo presidido por una pantalla táctil desde la que se manejan la práctica totalidad de las funciones del vehículo, esta pudiera ser revisada pues emite mucho calor tras no mucho tiempo de uso y su manejo aunque intuitivo, no resulta todo lo fluido que uno desearía. Su navegador es preciso, pero su opción “eco” puede realizar una ruta que te lleve por los más pintorescos lugares, en ocasiones hasta por caminos que uno pensaría que no cabe el coche. Se echa en falta el portalámparas en la parte trasera pues no resulta fácil ponerse el cinturón a oscuras o buscar cualquier cosa que se caiga en la parte trasera.

Por otra parte el habitáculo es muy amplio para cuatro ocupantes y cinco adultos pueden viajar, cómodas, pues su asiento trasero es bastante plano. Cabe destacar la colocación del airbag del acompañante en el techo, lo que permite un nuevo diseño del salpicadero con una guantera muy cómoda, con la apertura hacia arriba.

El comportamiento del C4 Cactus, es sorprendente por su agilidad, pues se ha prestado especial atención a la contención del peso, lo que permite a su motor de 1.6 litros y cuatro cilindros turboalimentado, de 92 cv de potencia máxima, moverlo con soltura. Además obtiene unos consumos muy contenidos, en autopista a una velocidad constante de 120 km/h se conforma con 4.8 litros de carburante diésel cada 100 kilómetros recorridos. En carretera su comportamiento se ve penalizado por la caja de cambios pilotada que tarda en realizar los cambios y se muestra brusca cuando se le exige algo más de lo habitual. Esto se mitiga levantando el pie del acelerador cuando se realice el cambio de velocidad, esto convierte al Cactus en un vehículo suave aunque extraño de conducir, al carecer de embrague, por lo que parece recomendable la versión de 99 cv diésel con caja de cambios manual.

Durante la circulación por carreteras de montaña intentando sacar el máximo al C4 Cactus, se conforma con 6.0 litros, si bien es cierto que no está orientado ni se le puede exigir gran deportividad, se comporta de forma noble y su altura libre permite escapadas por pistas de tierra en buen estado pues si no resultara un tanto incómodo.

En nuestro caso lo más perceptible era el ruido aerodinámico que producen las barras del techo que a partir de 80-90 km/h se muestra bastante elevado, aunque no resulta molesto una vez que te acostumbras.

El C4 Cactus es un vehículo, sencillo, cómodo, capaz de llevarte con comodidad en los trayectos del día a día e incluso en viajes; muy apropiado para los trayectos diarios. Su capacidad de carga es muy apropiada para su tamaño, ampliable si abatimos el asiento trasero que lo hace de una sola pieza.

La conclusión más acertada desde nuestro punto de vista es que este puede ser una alternativa por precio (15.000€)  y tamaño a otro urbanos aunque con una habitabilidad mayor derivada de su tamaño superior. El C4 Cactus ofrece algo más que sus competidores por diseño e innovación.

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