Principal

Diario YA


 

Mundiales y Tradicionales

El rostro católico en Kazajistán se hace visible en el VII Congreso Mundial de Líderes de Religiones

José Luis Orella
El VII Congreso Mundial de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales muestra el gran ambiente de tolerancia religiosa existente en Kazajistán, donde católicos, ortodoxos y musulmanes se ayudan mutuamente. Kazajistán es un país de 19 millones de habitantes. El 70 % de la población es musulmana sunní, debido al aumento de la población originaria kazaja y de las minorías uigures y otras. El 24 % restante es cristiano, en su mayor parte ortodoxo, dependiente del Patriarcado de Moscú. En cuanto a la Iglesia Católica, su origen procede del siglo XIII, cuando los franciscanos llegaron y establecieron la unión de pequeñas comunidades cristianas nestorianas a la Iglesia católica.  Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, centenares de miles de deportados llegaron a aquellas latitudes extremas por orden de los sicarios comunistas. La deportación de alemanes, lituanos y polacos de los distritos occidentales soviéticos por la NKVD de Stalin llevó la semilla del catolicismo a aquellas asoladas estepas. En la actualidad los católicos constituyen el 1% de la población, unas 150.000 personas.
La Iglesia Católica está dirigida por el oscense Monseñor José Luis Mumbiela Sierra, obispo de la diócesis de la Santísima Trinidad en Almaty, y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Asia Central; Monseñor Tomash Peta, arzobispo metropolitano de la arquidiócesis de la Santísima Virgen María en Nur Sultán; Monseñor Adelio Dell'Oro, obispo de Karaganda; Monseñor Athanasius Schneider, obispo auxiliar de la arquidiócesis de la Santísima Virgen María en Nur Sultán; el Padre Dariusz Buras, administrador apostólico de Atyrau; y el Padre Mitrado Vasyl Hovera, arcipreste de la Administración Apostólica para los fieles católicos de rito bizantino, que reúne a los 10.000 kazajos de origen ucraniano.
El Papa San Juan Pablo II estableció nuevas estructuras eclesiales en Kazajistán. La Administración Apostólica de Kazajistán se estableció en 1991, y fue elevada a diócesis en 1999, cambiando el nombre a diócesis de Karaganda. La archidiócesis de Astana, ahora Nur Sultán, y la diócesis de Almaty fueron establecidas en 2003, y en junio de 2019 la Administración Apostólica para los fieles católicos de rito bizantino.
Aunque en Kazajistán se sigue respondiendo a la pregunta de qué el número de católicos dependen de los polacos que haya. La verdad es que éstos mantuvieron un número de unos 60.000 y en la actualidad quedan unos 36.000, en proceso descendente por las campañas de repatriación llevadas a cabo desde la República de Polonia. Lo mismo sucede con los alemanes, ucranianos o rusos. Un caso excepcional fue el sacerdote diocesano, Władysław Bukowiński, nacido en 1904 en las provincias orientales de Polonia, estudiante de derecho y teología en la Universidad Jagiellonica de Cracovia en 1921-1931, fue apresado durante la Segunda Guerra Mundial por los alemanes y a continuación por los soviéticos, siendo internado en el gulag de Karaganda. Su vida quedó marcada por los más de 13 años recluido en campos de concentración. Después de la muerte de Stalin pudo volver a la república popular de Polonia, pero rehusó para no dejar sin sacerdote a los miles de descendientes de polacos y alemanes residentes en Karaganda. El apóstol de Kazajistán falleció en 1974, siendo beatificado en el 2016. En la actualidad la Iglesia Católica tiene un perfil universal por sus sacerdotes, pero los ojos celestes de los católicos de origen polaco y alemán se van relevando por los rostros orientales de origen kazajo y uigur, marcando la madurez de una iglesia con raíces en la sociedad kazaja, que celebran la Misa en ruso.
En la Misa celebrada, por la tarde del miércoles, en la gran plaza de la Expo de 2017, bajo el lema "Energía del futuro", el Papa Francisco se reunió con el catolicismo local. Después de reunirse con las máximas autoridades del país y con los lideres religiosos reunidos en el VII Congreso, el pontífice alabó la sana laicidad del gobierno kazajo, su apuesta por la paz, hija de un país que es tierra de mártires, de deportados, de intelectuales y artistas. Un Papa que, en sus palabras, recordaba el lejano eco de San Juan Pablo II.
En la plaza de la Expo, la multitud católica congregada muestra su heterogeneidad. Los católicos kirguises con sus jesuitas, los tayicos con sus misioneros del Instituto del Verbo Encarnado. La representación mongola, es casi exclusivamente de mujeres, primero se convierten ellas, luego llevan a sus maridos. Entre el público se vislumbran los hábitos de las religiosas, las monjas de la Madre Teresa, de rostro africano, llevan a veteranos soviéticos a la Misa del Papa. Las hijas de la Caridad con sus ojos celestes que delatan su origen polaco fruncen el ceño ante los niños impacientes y movidos. Rostros hispanos vinculados a empresas ferroviarias y constructoras, acompañados de sus mujeres de belleza exótica. El rebaño católico crece con rostros orientales que sustituyen a los cabellos rubios de quienes llevaron la Fe aquellas lejanas tierras.
En mi recuerdo queda la imagen de un país plural, unido y respetuoso que quiere trasmitir su convivencia a un mundo amenazado de graves tormentas bélicas y amenazantes contra la dignidad humana. El Papa ha clamado por la paz, en defender el patrimonio moral que las religiones ofrecen contra la imposición de la cultura de la muerte que trae el globalismo.
 

Etiquetas:KazajstánOrella