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pronunciadas por el Decano-Presidente de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia

Teólogo: "El que contempla y enseña a Dios"

Daniel Ponce Alegre. Teólogo y Antropólogo. Estas palabras, arriba citadas, fueron pronunciadas por el Decano-Presidente de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, D. Juan Miguel Díaz Ródelas, en su Ponencia de Apertura del XVI Simposio de Teología Histórica que este año ha tenido el Tema: Iglesia, Laicado y Laicidad, y en el que hemos podido analizar desde una perspectiva de teología, filosofía y sociología históricas, el estatuto público de la fe cristiana y de la Iglesia en una sociedad que se define laica pero en la que no faltan actitudes y comportamientos laicistas; y por otro lado el papel del Laico dentro de la Iglesia y en la Sociedad en la que es sal y fermento.
El Simposio fue formalmente abierto por el Sr. Cardenal-Arzobispo de Valencia, D. Antonio Cañizares Llovera, quien destacó el deber de todo cristiano de anunciar la Palabra de Dios y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo en todo tiempo, favorable y desfavorable, con profundidad, dando razón sólida de nuestra Esperanza y previo el estudio y la meditación en la Palabra, cada uno según sus circunstancias y para salvación nuestra y de otros.
La primera Ponencia, propiamente dicha, tenía como Tema: Iglesia y Mundo en los comienzos del cristianismo, y fue pronunciada por el Dr. en Historia Eclesiástica por la Universidad Pontificia Gregoriana, y Profesor de Historia de la Iglesia y Patrología, D. Miguel Navarro Sorní. Destacó la fortaleza, procedente del pensamiento bíblico, de los primeros cristianos, frente a la debilidad y divisiones que introdujo el pensamiento grecorromano, la filosofía helénica. Además destacó las biografías de cristianos como Tertuliano, Orígenes, Plinio el Joven, Taciano, Teófilo, Justino, y Clemente de Alejandría, siendo denominador común que todos ellos pensaban que cuanto de bueno hay en la filosofía grecorromana procede de la Biblia. Por último nos recordó, que los cristianos se sentían como forasteros en este mundo y que el sentirse ciudadanos de la Patria Celeste no excluía la Terrestre sino que la abarcaba, además ellos esperaban resucitar en este mundo creado por Dios pero renovado y libres del pecado, tal y como se les había prometido, por lo que su relación con la sociedad, con el mundo, y las autoridades era de respeto, amor y lealtad pues eran de Dios.
El primer día concluyó con una serie de ponencias relativas al papel de los laicos en la Iglesia y en el mundo, destacando en todas la importancia del laico como intercesor en este mundo entre Dios y los hombres, participando del Sacerdocio Espiritual de Cristo; y por otro lado la importancia de la formación teológica de los laicos para su fe y salvación, así como la de otros.
En definitiva podemos resumir el primer día en: Sagrada Escritura.

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