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Diario YA


 

UNA POLÍTICA NAVIDEÑA

Juanma Alesson. El mayor tesoro del hombre es su bondad, que lo acerca a Dios, haciendo que su humanidad se derrame en todos sus actos. El compromiso del alma en la Tierra es desarrollar la bondad del hombre, para que llene de amor el planeta. Todo lo que no sea esto se destruye a sí mismo.
El deseo de Dios y Su ejemplo se dirigen siempre hacia la bondad y el entendimiento Superior. Si Dios vino al mundo a dar ejemplo de Su bondad, ese deberá ser nuestro único camino, siendo nosotros también ejemplos de bondad. Esa es la clave de todo. Reconocer Su Luz en uno mismo provoca la alegría más profunda.
Infinidad de seres viven ajenos a su bondad. O porque nunca la tuvieron o nunca la aceptaron, o porque la han olvidado. Un ser sin alma destruirá todo lo que es bello a su paso. Un ser evolucionado y amoroso dará paz y armonía, y un ser comprometido hará avanzar el mundo. Un ser olvidado de sí mismo cometerá cien errores, pero buscará el mejor camino hasta encontrarlo, y será ayudado si lo pide. La esperanza en la bondad es patrimonio de todos los hijos de Dios.
Ya que muchos perecen por ideas equivocadas, nuestras intenciones y propósitos han de proceder de la sabiduría. Y los razonamientos, de la sabiduría de unos hombres que antes han aprendido a diferenciar la noche del día. En este sentido los que gobiernan deberían ser sabios y competentes, pues no hay mayor mal para una sociedad que caer en las manos equivocadas. Lo vemos a diario en países vecinos cuyas sociedades viven realidades muy distintas, incluso opuestas. Y esto depende de sus gobernantes.
Nuestro error consiste en no encontrar el equilibrio entre lo que decimos, pensamos y hacemos, no actuando según nuestros razonamientos. Es un error de estos días. Muchos piensan de una manera, dicen lo que otros esperan y actúan como les interesa.
Que nuestra boca exprese lo que dice nuestra alma; que nadie sujete nuestra lengua o manipule nuestros pensamientos. Que la Luz de Dios sea nuestra guía, y se juzgue a cada ser por sus actos y no por sus promesas vanas.
Son tiempos decisivos, y no podemos obviar las graves consecuencias de nuestros actos. Todo el que vota mal o se abstiene, es responsable de la obra de unos gobiernos que no amparan a quienes lo merecen o que ofrecen techo a los maleantes. Son esos gobernantes, que vemos a diario en las televisiones, con mirada lasciva o depredadora. Algunos muestran en su rostro, sin poderlo esconder un instante, al chacal que todo lo devora a su paso.  
El pensamiento equivocado es la rama principal que destruye la raíz más profunda. Toda una vida construida en paz se puede sesgar en un momento. Si no tenemos valor para dar respuesta a nuestros problemas, no quedará mucho para que este sea un viaje sin retorno. Y todavía tenemos tiempo de parar esta locura.

 

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