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se desmorona cual castillo de naipes

Venezuela: ¡Los últimos días del chavismo!

Williams Cárdenas Rubio. Plataforma Democrática de Venezolanos en España. La sociedad venezolana se debate actualmente entre el rescate de su democracia, secuestrada ya hace unos cuántos años, y la permanencia de la revolución bolivariana una vez muerto su líder Hugo Chávez. A punto de cumplirse un año de su fallecimiento el socialismo del siglo XXI se desmorona cual castillo de naipes.

Desde el punto de vista político, la revolución bolivariana alcanzó sus mas altas cotas durante la primera década del siglo, con la internacionalización de su discurso y las alianzas con varios países que entraron en la órbita de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), lo que obligó al gobierno venezolano a sufragar cuantiosos y dispendiosos compromisos para mantener solidaridades, que se convirtieron en un fardo o losa que hoy cuesta mucho  mantener.

Esa fue la plataforma que permitió al régimen ir justificando ante la comunidad internacional cambios internos que conllevaron reiteradas violaciones a los  derechos humanos. La sociedad democrática presentó una tenaz resistencia, pero fue superada por el impulso inicial de la revolución.

Eran los tiempos dorados del chavismo, que se escudaba en el llamado a procesos electorales cuyos resultados siempre arrojaron sospechas, pero que permitían mantener una fachada de democracia ante vecinos y aliados.

Para entender en términos generales lo que está pasando hoy con la economía venezolana es necesario hacer un poco de memoria y remontarnos a los días en los que el caudillo atacó a los empresarios con sus famosos expropiése!, desmontando el entramado industrial de producción de alimentos y bienes de consumo con los que contaba la sociedad venezolana.

Esto condujo al país una economía de puertos que dio lugar al mayor expolio jamás visto de las riquezas petroleras venezolanas, pues la corrupción se extendió a donde nunca antes había llegado, alcanzando niveles que han permitido el surgimiento de una nueva clase social: La boliburguesía, nuevos ricos nacidos de esta vorágine de negocios del estado y contra el estado.

La prioridad que la revolución concedió al gasto militar terminó por minar aún mas la economía venezolana, que destinó sus extraordinarios recursos, a las importaciones de equipo militar pesado, aviones y armamento, fue una vía por la que fluyeron millones de dólares que ahora se necesitan.

Resultado de todo ello es que Venezuela ha ido perdiendo progresivamente sus reservas en divisas, ha tenido que devaluar constantemente el bolívar, la inflación ha alcanzado tasas que superan el 50%, la escasez se ha desbordado en los rubros alimentarios, medicinas y bienes de primera necesidad, los cortes de agua y luz son frecuentes, la delincuencia está desatada y hasta la gasolina escasea. Paradojas de la vida. Hoy este régimen militarista, cuyo actual líder Nicolás Maduro ha entregado la soberanía a los  hermanos Fidel y Raúl Castro, hace aguas.

Y como en todas estas crisis, la historia se repite, primero afloran las causas económicas, luego sus consecuencias sociales y actualmente nos encontramos ante el posible desenlace político.

En esta coyuntura la oposición busca con afán un líder que  sea el vector del cambio político, detrás de quien se colocarán las masas de descontentos que hoy se han echado a la calle para protestar y reivindicar sus derechos. El vector (el agente que transporta algo de un lugar a otro, tomando en cuenta la fuerza, su punto de aplicación, la dirección y el sentido) no será necesariamente el político que goce de mas simpatías, sino el que logre convertirse en el eficaz operador político del cambio, y aquí la experiencia es un valor que pesará mucho a la hora de actuar.

En la crisis de Ucrania ese papel lo ejerció Vitali Klitschko, el boxeador que colgó sus guantes para luchar por las reivindicaciones europeistas en su país, que terminaron en la salida del gobierno de Víctor Yanukóvich

En Venezuela ese vector  ya se anuncia, será aquel líder que con un golpe audaz, logre capitalizar los sentimientos que son los que están moviendo a esa sociedad disconforme. Ya lo hizo Enrique Capriles en su momento y la oposición política se alineó en torno a su figura. Lo han logrado Leopoldo López y María Corina Machado con su llamado a la calle, aunque ahora mismo Leopoldo está preso y mediatizada su acción política.

Llegó el momento del vector, que tendrá que saber esperar, ante la avalancha de hechos que están por precipitarse, para tomar la decisión oportuna y certera a fin de dar la estocada final. Y ese será el auténtico líder, el hombre o la mujer que jugará el papel de encabezar una transición para recuperar esa democracia herida y sanar sus cicatrices, siempre con la justicia como bálsamo social indispensable.

Williams Cárdenas Rubio
Plataforma Democrática de Venezolanos en España

Etiquetas:Hugo ChávezVenezuela