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Diario YA


 

Editorial: "Bin Laden amenaza"

Ha vuelto a aparecer ese espectro tétrico y patético llamado Osama Bin Laden, aunque cada vez está menos claro que sus apariciones sean en directo. Las sospechas de que se trata de grabaciones realizadas antes de su muerte van en aumento, y parecen estar muy fundadas. En todo caso, en sus palabras aparece de nuevo la demencia fanática que siempre le caracterizó, ese odio indefinido a Occidente y la obsesión por hacer la guerra santa contra Europa y Estados Unidos.

Habla (o hablaba) este personaje de "la alianza cruzada-sionista". Hombre, ojala hubiera realmente cruzados todavía, sería francamente bueno para la cristiandad y, de paso, para el conjunto de la Humanidad. Pero mucho nos tememos que los cruzados pasaron a mejor vida (nunca mejor dicho) y lo que existe hoy es una feligresía tibia, pasota e indolente que, en su inmensa mayoría, no movería un dedo por defender su fe de las continuas agresiones que sufre, no digamos ya de las que vienen de la morisma. Otra cosa, en efecto, es Israel que sabe muy bien lo que tiene que hacer para poner a su pueblo a salvo, y cuando llega la ocasión lo demuestra con creces. Y casi siempre, en soledad.

Pero el mensaje principal que intenta transmitir la grabación de Bin Laden es que los musulmanes de ley, o sea los fanáticos y terroristas, no deben consentir que los dirigentes de países islámicos "moderados" (Egipto, Jordania, etc.) sigan haciendo favores a Occidente con su hipocresía política. Vamos, que lo que desea (o deseaba) ardientemente Osama es que todo el mundo musulmán actúe como las milicias asesinas propalestinas, lanzando cohetes y matando a personas inocentes para que paguen con su sangre la locura congénita de esta gentuza.

Y creemos nosotros que, ya que por desgracia no quedan cruzados (o, si existen, no se hacen notar mucho), sí convendría que los dirigentes occidentales a los que les quede algo dentro del cerebro (descartamos, por tanto, al nuestro) tomen buena nota de estas nuevas amenazas. Porque con esa idiotez de la Alianza de las Civilizaciones corremos todos el riesgo de confundir la realidad de las cosas, que como bien se aprecia tiene poco que ver con el pacifismo y la voluntad de entendimiento. Al final, y esto es algo que sólo Estados Unidos parece haber comprendido, los terroristas sólo entienden un lenguaje: el de la mano dura.

Lleva a la náusea volver a ver la cara a este fantasma siniestro de la barba y el turbante, con ese rostro aparentemente tranquilo que sin duda esconde un alma atormentada por los miles y miles de crímenes que pesan sobre ella. Sólo hay una razón por la que quisiéramos que estuviera vivo, y es para que pudiera pagar en la cárcel por todo el daño que ha causado al mundo civilizado. Aún así, alguien tan demenciado y perdido para la raza humana jamás podrá entender nuestras normas, que están hechas para personas y no para entes diabólicos. Lo suyo siempre fue, es y será el Averno, destino en el que sí que encontrará a muchos semejantes.

Lunes, 16 de marzo de 2009.

Etiquetas:editorial